Con nuestro ardiente corazón
derritiremos esas cadenas,
que nos retienen, que nos atan,
que nos convierten en marionetas.
Con nuestros puños,
romperemos esa muralla,
que nos aleja, que nos impide,
ser realmente libres, personas.
Con el sudor de nuestro cuerpo,
de nuestras almas y mentes,
apagaremos ese fuego,
que nos quema, que nos prende,
que intenta derretirnos la razón.
Pero lo apagaremos, y nuestras
lágrimas de alegría y victoria
no le dejarán avivar sus llamas.
Jorge Luis Palomo
lunes, 23 de mayo de 2011
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