martes, 13 de diciembre de 2011

Cada mes, cuando se repiten los dos dígitos de mi calendario, vuelvo allí. Siempre me pregunto por qué, pero no puedo evitarlo y aunque me sienta estúpido, mis pies andan mientras cierro los ojos y te veo esperar.
Respiro profundamente, cuento hasta tres y abro los ojos. No estás. Nunca estarás. Sólo te he visto alli una vez, me estabas esperando, fumando un cigarrillo. Era la noche de nuestra primera cita.
Ahora espero yo. Cuando llego, fumo un cigarrillo, y aguardo, con la mente en blanco, a que vuelvas a ese lugar, no sé, quizás porque me eches de menos, o quizás porque vayas a esperar a otro chico, pero al menos, con la esperanza de que la escena se repeta una vez más.

Jorge.

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